MÁLAGA, 15 Nov. (EUROPA PRESS) –
Uno de los testigos que ha declarado en el juicio contra la presidenta de la protectora Parque Animal, en Torremolinos (Málaga), acusada del sacrificio de casi 2.200 animales, ha asegurado que «a los lunes que se apagaban las cámaras y se ponía la música alta se les llamaba días de exterminio, porque cuando llegábamos ya no había tantos perros ni gatos como la semana anterior».
«Los días de exterminio solían ser los lunes, cuando yo llegaba seguía la música alta y si un viernes había una galería de perros llena y el lunes no había ninguno, lo que suponíamos es que los habían sacrificado», ha indicado el testigo, veterinario entonces de la protectora, quien ha apuntado que se practicaban eutanasias «sin control» profesional, algo que, ha dicho, la acusada le reconoció.
El juicio ha comenzado este martes en el Juzgado de lo Penal número 14 de Málaga contra la responsable de dicha asociación, para la que la Fiscalía pide cuatro años de prisión por los delitos continuados de maltrato animal e intrusismo profesional, por los que también imputa a un empleado. Además, a la dueña se le acusa de un delito continuado de falsedad.
Este testigo ha señalado que la acusada utilizaba el término «intraperro» para referirse a la forma de realizar la eutanasia, lo que significaba que «pinchaba donde pillaba»; y ha asegurado que se escuchaban «gritos y alaridos que eran de sufrimiento, tenían agonía». Ha apuntado que él nunca ha realizado estas prácticas en el centro y que llegó a grabar a varios perros muertos.
Asimismo, ha admitido que no vio directamente a los acusados llevar a cabo estas prácticas, ni tampoco analizó los cadáveres para determinar las causas de la muerte, aunque sí ha explicado que un día, «tras escucharse gritos y alaridos», vio a la procesada con un bote del producto utilizado para ello con una jeringuilla pinchada.
Ha aludido a una reunión, que también ha mencionado la acusada, en la que estaban ella y varios veterinarios, aunque ha explicado que en ese encuentro «se le dijo que sabíamos lo que estaba haciendo y cómo y yo le dije que tendría que hacerse de forma legal y por un veterinario» y no que quisiesen quedarse con la clínica. «Al día siguiente me dijo que no fuese más a trabajar», ha apuntado.
Otro testigo, también veterinario, ha explicado que vio «matanza» de animales en dos casos, señalando que «presumiblemente se administró menos producto y donde no se debía». Ha señalado que la situación era «un poco grotesca, porque no podíamos pasar a la parte de atrás donde estaban los chillidos de los perros y entonces sabíamos que iban a sacrificarlos, pero no podíamos hacer nada».
También ha declarado el otro acusado, un empleado de la protectora, acusado de un delito continuado de maltrato animal, quien ha negado los hechos y ha insistido, como la otra procesada, en que eran siempre los veterinarios los que decidían las eutanasias que se hacían. «Yo no he pinchado a ningún animal», ha señalado, apuntando que no sabe por qué los exempleados le relacionan con esto.
Este acusado, que ha sido eximido de acudir a todas las sesiones del juicio, ha dicho que él sólo estaba «para limpiar y recoger» y ha señalado que sólo se sacrificaba «muy de vez en cuando» y cuando el animal estaba muy enfermo.
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